El Señor sigue llamando a su pueblo a salir, a dejarlo todo por amor a Cristo y llevar su luz hasta los confines de la tierra. En nuestra parroquia, hemos sido testigos de cómo el Espíritu Santo ha suscitado en Enrico y Beatriz, junto a sus hijos, el deseo de responder a esta llamada, enviándoles en Missio Ad Gentes a Camboya.
Ellos han salido con la certeza de que Dios proveerá, confiando plenamente en su voluntad y en la Iglesia que los envía. Como en los tiempos apostólicos, se van sin oro ni plata, sostenidos únicamente por la gracia del Señor y la fuerza del anuncio kerigmático. En medio de una cultura y un pueblo nuevos, su vida será un testimonio vivo del amor de Cristo resucitado, que ha vencido la muerte y ofrece a todos la salvación.
Nosotros, como comunidad que los ha visto crecer en la fe, nos unimos en oración, sabiendo que su envío es también un signo para nosotros. Ellos parten, pero nosotros también estamos llamados a la conversión, a redescubrir la alegría de la misión y a sostener con nuestra oración y nuestro apoyo a quienes han sido enviados.
El Señor no se deja ganar en generosidad. Así como ha guiado a Enrico y Beatriz hasta aquí, sabemos que también los sostendrá en esta nueva etapa. Que la Virgen María, estrella de la evangelización, interceda por ellos y los proteja en su camino.
¡Ánimo! Cristo ha resucitado y nos precede en la misión.