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El pasado domingo 21 de diciembre, nuestra comunidad parroquial vivió una jornada navideña inolvidable, un día consagrado al anuncio del nacimiento de Jesucristo. A través de las actividades que compartimos en familia, recordamos que el Niño que nace en Belén es el Señor que viene a cambiar nuestras vidas y a llenarnos de esperanza. Fue un tiempo de gracia en el que los pequeños de la comunidad protagonizaron momentos de auténtica evangelización, las familias reforzaron sus lazos de fraternidad, y nuestro coro juvenil cantó la Buena Noticia con toda la fuerza del Espíritu Santo.

El Belén Viviente: Los niños anuncian a Jesús

La jornada comenzó con el teatro de Navidad realizado por los niños de nuestra parroquia, un hermoso Belén viviente que transportó a todos a aquella noche en Belén hace más de dos mil años. Con la sencillez y la ilusión que caracteriza a los más pequeños, nuestros niños nos recordaron el misterio central de nuestra fe: el nacimiento del Niño Jesús, el Dios que se hace criatura, que viene a habitar entre nosotros.

Este momento fue especialmente valioso pues nuestros pequeños cumplían la misión más hermosa que podemos tener como comunidad: transmitir la fe a las nuevas generaciones. Sus gestos sencillos, sus miradas llenas de asombro, sus voces inocentes, todo ello nos evangelizaba profundamente. En un mundo que olvida el verdadero sentido de la Navidad, ellos nos mostraban con la claridad propia de los niños que lo importante es el nacimiento de Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Chocolatada y merienda: La alegría de la comunidad reunida

Tras el Belén viviente, nos reunimos para compartir una chocolatada y merienda, un momento destinado a vivir la convivencia, la fraternidad y la alegría que caracterizan a nuestra parroquia. Alrededor de las mesas, padres, abuelos, niños y adolescentes compartieron conversaciones cálidas, risas y la cercanía que nace cuando nos sentimos parte de una misma familia en Cristo. Este tiempo de encuentro no fue un simple acto social, sino una expresión visible del amor fraterno que nos une en el Señor, un espacio donde la comunidad se reconocía a sí misma como el cuerpo de Cristo.

El Concierto del Coro Juvenil: «Cuenta la historia en Belén…»

El momento más esperado llegó con el concierto de nuestro coro juvenil, celebrado bajo el hermoso lema «Cuenta la historia en Belén…». Fue un verdadero anuncio cantado de la Buena Noticia del nacimiento de Cristo, donde las voces de nuestros jóvenes proclamaban con alegría y fervor aquello que el Evangelio nos encomienda: llevar la noticia del Niño que nace a todo el mundo.

El repertorio, cuidadosamente seleccionado, nos llevó en un recorrido profundo por el misterio de la Navidad. Comenzamos con canciones como «Carita Divina», que ya en sus primeras notas nos situaban ante el asombro de Belén, invitándonos a contemplar al Niño Dios con ojos de fe. Luego escuchamos «A mis queridos Reyes Magos», una canción que toca el corazón al presentar los deseos y necesidades de personas sencillas, recordándonos que Jesús nace para sanar todo sufrimiento humano.

Prosiguió la velada con canciones que hablaban del cuidado tierno de María: «Duérmete Niño Mío» nos trasladó al portal de Belén, escuchando el susurro de aquella Madre que canta a su Hijo la paz y el amor que todo niño necesita recibir. La energía y la alegría regresaron con el «Popurrí navideño», donde el coro nos invitó a celebrar con júbilo el nacimiento del Rey de reyes, con ritmo y gozo que contagiaba.

«Luz de Candela» fue otro momento especialmente intenso, cuando la comunidad fue testigo de cómo aquella luz que iluminó el cielo de Belén sigue brillando hoy en nuestro corazón. Y no podemos olvidar el emotivo «I will Follow Him» («Le seguiré»), en inglés y español, donde la promesa de seguir a Cristo nos recordó que esta Navidad no es solo una conmemoración, sino un compromiso renovado de entregar nuestras vidas al Señor.

Finalmente, el coro cerró con «Alegría», una canción que resumía el espíritu de toda la jornada: el Niño que nace en Belén es nuestra verdadera alegría, la razón de nuestra esperanza, la fuente de nuestra liberación de la tristeza.

Un llamado a la gratitud y a la comunión

Esta jornada navideña no fue un acto aislado, sino una expresión viva de nuestra identidad como comunidad cristiana en camino. Los niños, con su teatro, nos evangelizaban. Las familias, con su presencia, se reconocían como una sola familia en Cristo. El coro, con su canto, proclamaba a los cuatro vientos que Jesús es el Señor, y su nacimiento cambia la historia de la humanidad.

Damos gracias a Dios por esta comunidad que se reúne, que celebra, que se anima a contar la historia de Belén. Que el Niño que nace siga siendo el centro de nuestras vidas y de nuestras familias.